El trono del Cristo de Mena, a su salida desde su casa hermandad.

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El trono del Cristo de Mena, a su salida desde su casa hermandad. Hugo Cortés
Crónica

Ana Mena demuestra su profunda devoción un año más

La cantante malagueña vuelve a mostrar su lado más íntimo y espiritual durante la Semana Santa en su tierra natal

Sábado, 19 de abril 2025, 00:51

Más allá de los escenarios y los focos internacionales, Cristina Robles, conocida artísticamente como Ana Mena, mantiene viva una conexión profunda con sus raíces. La artista, reconocida por su ascendente carrera en el mundo de la música, ha vuelto a participar activamente en la Semana Santa malagueña, reafirmando su fidelidad a la Congregación de Mena, una de las más emblemáticas de la ciudad. La presencia de Ana Mena en los actos religiosos no es un gesto esporádico. Desde muy joven ha estado vinculada a la Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, conocida popularmente como “Cristo de Mena”, demostrando que, pese a su apretada agenda artística, nunca ha dejado de lado su compromiso personal y espiritual.

Este Jueves Santo, la cantante fue vista entre la multitud que acompañaba el solemne paso del Cristo, vestida con una elegante mantilla negra y una actitud de recogimiento y respeto. Aunque intentó pasar desapercibida, fueron muchos los cofrades y ciudadanos que destacaron su cercanía, sencillez y emoción a lo largo del recorrido.

El trono del Cristo de Mena, a su salida desde su casa hermandad.

“Es impresionante ver cómo una figura pública como Ana Mena sigue tan unida a su gente y sus tradiciones. No ha perdido su esencia”, comentó un miembro de la congregación. La artista evitó hacer declaraciones a los medios durante el evento, priorizando el carácter íntimo y devocional del momento.

La jornada cofrade comenzó en la ermita del Monte Calvario con la bajada del Cristo Yacente de la Paz y la Unidad para su entronización. Esta hermandad estrenó la ráfaga de la Virgen de Fe y Consuelo, un tocado de encaje de Bruselas del siglo XIX y el mantolín bordado de María Cleofás. Ana Mena ha manifestado en otras ocasiones que la Semana Santa malagueña forma parte de su identidad. “Es una cita con mi historia, con mi familia, con mi fe”, confesó en una entrevista reciente. Esta conexión con su congregación no solo la reconforta, sino que también le permite desconectar del ritmo vertiginoso de su carrera y reencontrarse con su ciudad.

Estrella nacional, devota local

Ana ha hablado en varias ocasiones sobre la importancia que tiene esta congregación para ella. “Forma parte de mi historia, de mi familia y de mi identidad. Yo crecí viendo al Cristo de Mena pasar por las calles de mi ciudad, y eso se queda contigo para siempre”, declaró en una entrevista para un medio local hace unos años. Lejos del brillo de los focos y los festivales, Ana Mena encuentra en estos momentos un refugio personal, un espacio íntimo donde reencontrarse consigo misma. “Cantar ante miles de personas es una experiencia increíble, pero estar aquí, en silencio, viviendo esto con mi gente… es algo que me emociona de verdad”, reconoció en una ocasión.

A pesar de los éxitos internacionales, los números uno en las listas de éxitos y sus recientes colaboraciones con artistas de renombre, Ana sigue volviendo a Málaga cada Semana Santa, reafirmando que la fama no ha conseguido alejarla de sus valores más profundos. Su participación, silenciosa pero comprometida, ha sido celebrada por cofrades y vecinos que la ven como un ejemplo de humildad, compromiso y amor por las tradiciones.

Ana Mena no es solo una estrella de la música. Es también una devota, una malagueña orgullosa de su ciudad y sus raíces, y una mujer que, con cada paso al lado de su Cristo, demuestra que la fe y la cultura pueden convivir con la fama, e incluso enriquecerla.

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